I. INTRODUCCIÓN

Hemos iniciado un mes importante para la Familia Paulina, no sólo porque es el mes dedicado a nuestro Fundador, sino también porque este año, precisamente el 26, inicia el Año Bíblico Paulino, mismo que nos ayudará a prepararnos para entontar un Te deum por las maravillas que el beato Alberione heredó a la Familia Paulina, y con ella a la Iglesia. El próximo año se cumplen los primeros 50 años de su nacimiento en el Paraíso, meta para cada uno de nosotros.

El Centro de Espiritualidad desea, a partir de este mes y todo el 2021 dedicarlo a nuestro Fundador y su relación con la biblia.

Este año tiene que ser para nosotros, no sólo un tiempo de fiesta, sino un camino de Kairós en el cual estamos llamados a ver en nuestro Beato un modelo de vida espiritual-apostólica, un tiempo para reavivar todas las gracias que él dio a la Iglesia y que nosotros, aunque algunas hemos olvidado, estamos llamados ser verdaderos hijos de Alberione: hombres y mujeres que viven y difunden una página del Evangelio en cada paso que dan, en cada obra apostólica que difunden.

(Abundante Divitiae 45)

Este año tiene que ser para nosotros, no sólo un tiempo de fiesta, sino un
camino de Kairós en el cual estamos llamados a ver en nuestro Beato un modelo de vida espiritual-apostólica, un tiempo para reavivar todas las gracias que él dio a la Iglesia y que nosotros, aunque algunas hemos olvidado, estamos llamados ser verdaderos hijos de Alberione: hombres y mujeres que viven y difunden una página del Evangelio en cada paso que dan, en cada obra apostólica que difunden.

II. TIEMPO DE GUERRA

Fundar una Congregación en medio de una Guerra mundial no es una empresa fácil, excepto para los hombres de Dios. Precisamente, partiendo de Dios es que se logran obtener las más grandes victorias. El beato Alberione es un hombre que podemos considerar un héroe del Evangelio, porque mientras algunos combaten por un poder social-político-económico, él hace algo por los hombres con quienes vive, en favor de la humanidad.

Después de la noche del siglo,

Hubo un tiempo (el año escolar 1906-1907) en que él tuvo una luz más clara acerca de una gran riqueza que el Señor quería conceder a la Familia Paulina: la difusión del Evangelio, extendida hoy a una veintena de naciones, de diversas formas, especialmente con las jornadas del Evangelio.

(Abundante Divitiae 136)

Tener esta luz no significa algo espontáneo, sino una dedicación a contemplar e interpretar esa luz. “La inteligencia humana debería adherirse totalmente a la de Dios, de suerte que sea iluminada por los resplandores de la fe y pueda ver y juzgar todo a la luz divina.”

Su vida de oración sin duda fue un discipulado en la escuela de Jesús Vida donde el corazón “se ejercita en afectos y en fervientes coloquios con Dios y con la Ssma. Virgen; reza para obtener luz a fin de profundizar cuanto ha meditado, para obtener fuerza de voluntad y la ayuda sobrenatural necesaria para la práctica de los propósitos formulados.”

La relación con Dios sin duda, para él fue el mejor entrenamiento no sólo espiritual sino también moral y por qué no, físico: cuando en la persona hay
serenidad, paz verdadera, el cuerpo también recibe sus beneficios, tiene el ánimo para seguir combatiendo. Sólo un alma en constante relación con su Fuerza tiene la destreza, o la encuentra, para ir de la oración a la acción en medio de las adversidades, de las guerras ordinarias.