El Vaticano II, en la constitución dogmática Dei Verbum en los numerales 21.22 nos deja el perfil y la razón de ser de lo que hoy llamamos FEBIC, pues en 1965 los padres conciliares nos decían:

Estos numerales dan razón del por qué y el para qué de la FEBIC LAC y así después de 50 años, hoy podríamos afirmar enfáticamente que “la FEBIC es expresión fiel y plena del sentir del Vaticano II, como la manifestación más elocuente de la sensibilidad y el querer de los padres conciliares, como realización y concreción directa del espíritu de la Dei Verbum, siendo un don del Espíritu para la Iglesia y la sociedad”.

La FEBIC es respuesta al Concilio Vaticano II en la situación de la Iglesia y sociedad de entonces, que en la actualidad mantiene su total vigencia y actualidad. Lo hecho inspira e impulsa para seguir buscando instancias de encuentro y participación en vista a una propuesta más radical y encarnada “con olor a oveja”.