El «camino primaveral» para acoger la Palabra
En los últimos 100 años la Iglesia, bajo el fuerte impulso inicial de Benedicto XV (Papa de 1914 a 1922), ha recomendado y promovido, en las más diversas formas, la lectura y el conocimiento de la Sagrada Escritura.
En este período de tiempo se han aprovechado para ello todas las vías que la comunicación ha puesto a disposición: el mundo del libro y la publicación periódica, el artístico y cultural, el poder de la imagen y la música, los lenguajes televisivos y cinematográficos, los intercambios e ‘interacción de redes sociales …
Pero la forma fundamental y universal de acceder a la Palabra, válida en todos los tiempos y para todas las latitudes, siempre ha sido la que Moisés recomendó al pueblo en el umbral de la tierra prometida: «Escucha, Israel … . «(Dt 6, 4): la manera de escuchar que se relaciona con el Dios vivo en medio de los suyos.
Si, en el ámbito académico, hasta la década de los ochenta, la lectura de la Biblia estuvo profundamente ligada al estudio histórico-crítico (con la profundización de la historia de la edición y la formación de textos), desde la década de los ochenta en adelante a este método otros unió los textos en su totalidad (retórica, narrativa, análisis semiótico…).
Las Biblias mismas publicadas a lo largo de los años llevan la impronta de estos enfoques: la Biblia de Jerusalén, por ejemplo, está profundamente en deuda con el método histórico-crítico desarrollado en la École Biblique donde vio la luz; el Camino, la Verdad y la Vida de la Biblia está influenciado por el análisis narrativo abrazado por muchos de los estudiosos de la Biblia que contribuyeron a ella.
Hoy como hoy asistimos a una recuperación decisiva de la gran Tradición que encuentra en el principio de la escucha orante el «camino por excelencia» para acoger la Palabra: de ahí la atención a la «lectura contextual» de la Biblia (sensible a las implicaciones que la Palabra asume cuando es proclamada y escuchada en diferentes contextos culturales y litúrgicos), a la «lectura canónica» (que busca situar cada libro bíblico en la historia de la salvación en su conjunto) y sobre todo a la «lectura orante» que se convierte en scrutatio de los textos, en un fructífero diálogo entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, recuperando así el enfoque típico del mundo judío y patrístico que “escudriñaba” la Palabra, dejando que el Espíritu abriera el sentido de un texto a la luz de otros textos .
Este es el legado que la Biblia. Habiendo escudriñado las Escrituras, trató de hacer las suyas propias, sin descuidar las preciosas adquisiciones de métodos diacrónicos y sincrónicos.

Ya traducida a ocho idiomas (danés, francés, hindi, konkani, polaco, portugués, español, tamil), esta Biblia sigue recibiendo atención inesperada de las más diversas partes del mundo.
Es en este contexto que queremos compartir un mensaje que dos eruditos bíblicos indios se dirigen a la Familia Paulina en nombre de las Iglesias locales, después de que Edizioni San Paolo cediera los derechos para la traducción de esta Biblia a los idiomas hindi (el cuarto lugar más hablado lengua materna en el mundo, después del chino, el inglés y el español), tamil (un idioma hablado por unos 70 millones de personas, de las cuales 20 millones son católicos) y Konkani(hablado por 22 millones de personas, de las cuales 10 millones son católicos).
Una operación vivida dejando en un segundo plano las implicaciones comerciales para favorecer al máximo la carrera de la Palabra en este Año Bíblico.
Debido a la escasez de medios, la Biblia entera no se traducirá en estas tres áreas de la India. Examinen las Escrituras (¡más de 3000 páginas!) Pero un manual de aproximadamente 1200 páginas que recopila todo el aparato (introducciones, notas y pasajes paralelos) y que se comparará con las Biblias ya disponibles en el área.
Original en italiano Traducido al español por Google translate.
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