SHABAT. EL TIEMPO SAGRADO.



En este próximo Shabat 15 de enero de 2022 del calendario gregoriano, 13 de Shevat de 5782 del calendario hebreo, leemos en la Torá la parashá (sección) Beshalaj (expulsar) – Éxodo 13:17 – 17:16
“Así fueron terminados el cielo y la tierra, y todos los seres que hay en ellos. El séptimo día, Dios concluyó la obra que había hecho, y cesó de hacer la obra que había emprendido. Dios bendijo el séptimo día y lo consagró, porque en el cesó de hacer (Shabat) la obra que había creado”. (Genesis 2:1/3)

“El (Moisés) les dijo: el Señor dice lo siguiente mañana es sábado (Shabat) día de descanso consagrado al Señor. Cocinen al horno el Mana o hagan hervir la cantidad que ustedes quieran y el resto guárdenlo para mañana. Ellos lo guardaron para el día siguiente, como Moisés les había ordenado, pero esta vez no dio mal olor ni se llenó de gusanos. Y Moisés les dijo: hoy tendrán esto para comer porque este es un día de descanso (Shabat) en honor del Señor y en el campo no encontraran nada. Ustedes lo recogerán durante seis días, pero el séptimo día, el sábado (Shabat), no habrá nada. (Éxodo 16:23/26)

  • Shabat no es solo un día de descanso, sino que es “el día para cesar (dejar) de trabajar y descansar”.
  • El Shabat es un día de alegría, porque ese día el individuo es plenamente él mismo.
  • Shabat es el regalo que nos hacemos de felicidad que puede ser compartida
  • en familia, con amigos y con todo ser humano.
  • Es tiempo de silencio, es tiempo de encuentro, tiempo de disfrute, de escuchar la música que nos eleva espiritualmente. Es el tiempo en el cual podemos decidir que hacer para nuestra propia satisfacción.
  • Shabat es un dia de alegría, porque ese dia el individuo es plenamente él mismo. Por ello el Talmud llama al Shabat la anticipación del tiempo mesiánico, y al tiempo mesiánico el Shabat interminable: el día en que la propiedad, el dinero, la aflicción y la tristeza no tiene cabida; un día en que es abolido el tiempo, y solo domina el Ser puro espiritual. (Erich Fromm)
  • En otras culturas no podían entender el séptimo día, el Shabat, como parte de la obra de la creación.
  • ¿Qué tiene de creativo descansar? ¿Qué logramos al no hacer, al no trabajar, al no inventar? La idea parece no tener ningún sentido.

De hecho, tenemos el testimonio independiente de los escritores de otras culturas respecto a que una de las cosas por las que ridiculizaban al judaísmo era por el Shabat.

Ellos decían que uno de cada siete días los judíos no trabajaban porque eran perezosos.
La idea de que el día mismo podía tener un valor independiente aparentemente estaba fuera de su capacidad de comprensión.
Grandes imperios empezaron a desmoronarse.
Las civilizaciones, como los individuos, pueden sufrir de agotamiento.
Eso es lo que sucede cuando no tienen en su agenda un día de descanso. Como dijo Ajad HaAm: “más que los judíos han guardado el Shabat, el Shabat ha guardado a los judíos”. Descansa un día de cada siete y no sufrirás agotamiento.
El Shabat, que encontramos en la parashá de esta semana, es una de las más grandes instituciones conocidas en el mundo.
Él cambió la forma en que el mundo piensa sobre el tiempo.
Antes del judaísmo, la gente medía el tiempo por el sol (el calendario solar de 365 días que establece las estaciones), o por la luna, es decir por los meses de alrededor de treinta días.

La idea de la semana de siete días, que no tiene una contraparte en la naturaleza, nació en la Torá y se difundió al mundo a través del cristianismo y del islam, quienes tomaron la idea del judaísmo, marcando la diferencia simplemente al tener un día distinto.

Tenemos años gracias al sol, meses por la luna y semanas por los judíos.
Lo que Shabat hizo y sigue haciendo es crear un espacio dentro de nuestras vidas y dentro de la sociedad en el cual somos verdaderamente libres. Libres de las presiones del trabajo; libres de las demandas de empleadores; libres del canto de sirena de una sociedad consumista que nos alienta a comprar para llegar a la felicidad; libres para ser nosotros mismos en compañía de aquellos a quienes amamos.
De alguna manera este día ha renovado su significado generación tras generación, a pesar de los más profundos cambios económicos e industriales.
En la época de Moises implicaba libertad del faraón.

En el siglo XIX y comienzos del siglo XX implicaba libertad de las malas condiciones de trabajo durante largas horas por poco salario.
En nuestros días, implica la libertad de emails, teléfonos inteligentes y las demandas de estar disponibles 24 horas 7 días a la semana.
Lo que nos dice nuestra parashá es que el Shabat estuvo entre los primeros mandamientos que recibieron los israelitas al salir de Egipto.

Al quejarse porque no tenían alimentos, Dios les dijo que les enviaría el maná del cielo, pero que no podían recolectarlo el séptimo día.
En cambio, el sexto día caería una porción doble de maná. Por eso, hasta el día de hoy, en Shabat usamos dos Jalot (panes trenzados), en recuerdo de lo que ocurrió en ese entonces.
El Shabat no sólo no tiene precedentes culturalmente, sino tampoco conceptualmente.
A lo largo de la historia las personas soñaron con un mundo ideal.
A esas visiones las llamamos utopías, del griego ou que significa «no» y topos, que significa «lugar».

Se les llama así porque esos sueños nunca se convirtieron en realidad, salvo en un caso: en el Shabat, que es tiempo sagrado.
Shabat es «la utopía ahora mismo», porque en ella creamos durante veinticinco horas cada semana un mundo en el cual no hay jerarquías, empleados y empleadores, compradores ni vendedores, no hay inequidades de riqueza o poder, no hay producción, tráfico, ruido de fábrica ni clamor de mercado.

Es «el punto quieto de un mundo que gira», una pausa entre movimientos sinfónicos, una pausa entre los capítulos de nuestros días, un equivalente en el tiempo al campo abierto entre pueblos donde se puede sentir la brisa y escuchar el trinar de los pájaros.
Shabat es una utopía, no cómo será la final del tiempo, sino tal como la ensayamos ahora mismo, en medio del tiempo.

Dios quería que los israelitas comenzaran su ensayo de un día de libertad cada siete días apenas salieran de Egipto, porque la libertad real, de la clase de un día cada siete, toma tiempo, siglos, milenios.

La Torá considera que la esclavitud es injusta, pero no la abolió de inmediato porque el pueblo todavía no estaba preparado para eso.

La primera regla para administrar el tiempo es distinguir entre los asuntos que son importantes, y aquellos que simplemente son urgentes.

  • El Shabat es el tiempo dedicado a las cosas que son importantes, pero no urgentes: familia, amigos, comunidad, una sensación de santidad, plegaria para agradecerle a Dios por las cosas buenas de nuestra vida, y las lecturas de la Torá en donde recordamos la larga y dramática historia de nuestro pueblo y nuestra travesía.
  • El Shabat es cuando celebramos el shalom bait (paz hogareña), la paz que viene del amor y que vive en un hogar bendecido por la Shejiná (la presencia de Dios) que se puede sentir casi tangiblemente al encender las velas, en el vino y en el pan trenzado. Esta es una belleza creada no por Miguel Ángel ni por Leonardo, sino por cada uno de nosotros: una isla de serenidad en el tiempo, en medio del agitado mar de un mundo que no se detiene.
  • Shabat es: descanso para el cuerpo, paz para el alma, silencio para el alma y una renovación de nuestros lazos de identidad y amor.
  • Shabat ha mantenido unido al pueblo judío por miles de años. Su melodía une a la vida judía en todo el mundo y en todas las épocas.
  • No importa dónde vivamos, cuando celebramos Shabat – todos encendemos velas, recitamos Kidush (bendición sobre la copa con vino), leemos la porción semanal de la Torá y nos reunimos alrededor de la mesa con nuestra familia para honrar y celebrar Shabat… Todos juntos. En seis días, Dios creó el mundo, y en el séptimo día, descansó. Y al igual que Él, nosotros también nos tomamos un día para dejar de tratar de controlar el mundo que nos rodea y simplemente estar en él.

Eso es Shabat, sin el cual el mundo, no puede sostenerse. En la sociedad actual donde tantas distracciones parecen separarnos, Shabat nos proporciona una fórmula para mantenernos unidos.

La falta de tecnología que se prescribe en este día, en conjunto con una estructura de momentos de como: comidas compartidas, reuniones y rezos, establecen el ambiente perfecto para desconectarse de las muchas distracciones y reconectarse con nosotros mismos, con nuestras familias y con las personas que son más importante para nosotros. Shabat es una idea ancestral pero también muy radical.

Es incluso más relevante en el mundo de hoy, que nunca antes.
Shabat viene como una solución a las tensiones del mundo, es una solución antigua para un problema moderno.

Amanda Adriana Arimayn. Arquitecta

Arieh Sztokman. Rabino

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